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El Instante que Pudo Ser y No Fue

  • 10 ago
  • 2 Min. de lectura

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Aquí te dejo la lectura completa en video:


Este fin de semana fui a ver a Lindsey Stirling.


Wow. Qué espectáculo.


Fotos de Luis Moreno

Una artista que no solo toca el violín como si fuera parte de su cuerpo, sino que te invita a un viaje completo: luces, baile, música… y también alma y consciencia.


Entre canciones, compartió un pedazo muy personal de su historia: su depresión, el vacío, y cómo la respiración y la meditación fueron parte de su salida.


Y entonces, hizo algo inesperado: nos invitó a vivirlo con ella.


Una respiración sanadora, seguida de una meditación guiada… con su violín como musica de fondo.


Yo estaba fascinada.


Imagínate: cerrar los ojos, con su violín de fondo, y sentir cómo el cuerpo se relaja, la mente se aquieta… y, al mismo tiempo, dejarte guiar por su voz en una visualización, con la energía de cientos de personas respirando contigo.


Poderosoooo.


Y de repente… muchísimas personas empezaron a reír.


A hacer ruido.


A tomarlo como un momento gracioso.


Ella misma comentó que solo en la Ciudad de México le había pasado eso.


Ouch. En ese instante, sentí una punzada.


¿Todavía no estamos preparados para esto?


Entiendo que era un concierto, un espacio para divertirse.


Pero estaba compartiendo algo vulnerable.


Algo que no suele verse en un escenario así.


Me quedé pensando…


Tal vez no es que “México no esté preparado”.


Tal vez es que muchos aún no sabemos recibir.

Recibir silencio.


Recibir algo que no se compra, que no se aplaude, que no se sube a Instagram.


Recibir un regalo que te pide solo una cosa: abrirte.


Porque cuando nos abrimos, no hay chiste que nos proteja.


Solo estamos nosotras, frente a nosotras mismas.


Y ahí me di cuenta:


Si esto me causó tanto ruido, es porque también habla de mí.

De mis propias veces en las que me he protegido del silencio con distracciones.


De esos momentos en que la vida me ofreció algo profundo y yo, por miedo, lo dejé pasar.


No todos están listos para entrar en silencio contigo.


A veces… ni siquiera tú.


Y, sin embargo, cada vez que sí lo estás, aunque sea en medio del ruido…

quédatelo.


Respíralo.


No lo dejes escapar.


Con amor,

ree

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1 comentario


Brenda
10 ago

yo también siento que no se recibir. Gracias por esta lectura

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