Abrazar tu Humanidad es tu Superpoder

¿Ya viste Superman?

Confieso que cuando vi esta película me pareció muy violenta, sobre todo pensando en que es algo que muchos niños también ven.

Aunque los míos ya están grandulones, no creo que sea buena idea que nadie reciba tantas imágenes con violencia, ni nosotros los adultos.

No fue una historia con la que conecté del todo, pero hubo una frase que me atrapó y que me hizo reflexionar.

Porque, más allá de los golpes y las batallas, esa frase resume algo tan profundo y real sobre lo que significa ser humano, que quise traerla aquí para compartirlo contigo.

Y no me gusta que esto justifique toda la película, porque también el no ir a verla es un voto de lo que apoyamos o no. Pero ese es un tema para otro blog.

"I'm as human as anyone. I love, I get scared. I wake up every morning and despite not knowing what to do, I put one foot in front of the other and I try to make the best choices I can. I screw up all the time, but that is being human. And that's my greatest strength. And one day, Lex; I hope you see it's yours too."

"Soy tan humano como cualquiera. Amo, me asusto. Me despierto cada mañana y, a pesar de no saber qué hacer, pongo un pie delante del otro e intento tomar las mejores decisiones que puedo. Me equivoco todo el tiempo, pero eso es ser humano. Y esa es mi mayor fuerza. Y un día, Lex, espero que veas que también es la tuya."

Esta frase de Superman me hizo sonreír.

¿Cuántas veces creemos que para ser fuertes tenemos que tener todo bajo control, no equivocarnos, no sentir miedo?

Como si la vida nos midiera por la perfección.

Pero la verdad es otra:

ser humanos, con todo y nuestras emociones, dudas y tropiezos, es la mayor fuerza que tenemos.

Aceptar nuestra humanidad

La vida no viene con un manual perfecto ni con respuestas seguras.

Cada día es un nuevo ensayo: amar, equivocarnos, sentir miedo, volver a levantarnos.

Y aunque nuestra mente muchas veces grita “¡hazlo bien, hazlo perfecto!”, el corazón sabe que la verdadera fuerza está en dar un paso aunque tiemble todo por dentro.

Yo soy Virgo, y sí, la perfección parece ser mi carta de presentación.

Es casi como un sello. Pero también he aprendido (y sigo aprendiendo) que cada vez que me permito ser humana —equivocarme, sentir, probar, cambiar—, es ahí donde nace mi verdadero poder: en mi autenticidad.

Autenticidad no es solo ‘ser yo misma’, es permitirme ser imperfecta, ser honesta con lo que siento, soltar la máscara de la que todo lo sabe y mostrarme completa: con mis luces, mis sombras y mi verdad.

Por eso, si llevas tiempo aquí, sabes que siempre bromeo con que soy una perfeccionista en recuperación :)

Conociendo desde donde puedes soltar la perfección en ti

En el Diseño Humano, hay ciertas energías que pueden hacernos caer en esa trampa de la perfección (¡no creas que si no eres Virgo ya te salvaste! :P):

• La puerta 18, con su deseo de corrección y mejora, puede hacernos sentir que nada está suficientemente bien.

• La puerta 48 nos conecta con la sensación de no estar “listas” o no saber lo suficiente.

• El canal 18-58, cuando está en sombra, nos lleva a un juicio constante, no solo hacia los demás, sino hacia nosotras mismas.

• La puerta 62, tan enfocada en los detalles, puede volvernos excesivamente críticas cuando algo no encaja como imaginamos.

Y si hablamos de perfiles, el 1/3 es un ejemplo claro.

¡Claro, yo soy perfil 1/3! ¿Por qué no agregarle eso a mi Virgo?

La línea 1 necesita bases firmes para sentirse segura, mientras que la línea 3 aprende a través de prueba y error.

¿Te imaginas lo frustrante que puede ser sentir ambas energías?

¡Es como querer hacerlo todo perfecto y al mismo tiempo estar diseñada para aprender equivocándote!

Conocer tu diseño no se trata de etiquetarte, sino de entender de dónde viene esa voz interna que te exige tanto.

Porque cuando lo ves, puedes empezar a soltarla, agradecerle por lo que te enseñó y dejar que tu humanidad brille.

Así puedes volver a la luz de esa misma característica de tu diseño, en lugar de quedarte atrapada en su sombra.

La fuerza de ir paso a paso

Lo que más me gusta de la frase de Superman es esto:

"I wake up every morning and despite not knowing what to do, I put one foot in front of the other and I try to make the best choices I can."

"Me despierto cada mañana y, a pesar de no saber qué hacer, pongo un pie delante del otro e intento tomar las mejores decisiones que puedo."

Ahí está la fuerza real (y justo de eso trató el blog de la semana pasada):

en caminar aunque no tengas todas las respuestas, en seguir adelante aunque el miedo esté sentado a tu lado.

Porque la vida no premia a quien nunca falla, sino a quien se atreve a vivir de verdad, paso a paso.

Ser humanas incluso como mamás

A veces, como mamás, olvidamos que nuestros hijos están en otra etapa.

Nos exigimos que sean perfectos, que “ya deberían saber esto” o “comportarse de tal manera”, como si tuvieran que estar a nuestro nivel de experiencia.

Pero no importa la edad que tengan, nosotras siempre vamos más adelante en tiempo y vivencias. 

Y eso no es para compararnos, sino para recordarnos que su camino es suyo, que están aprendiendo desde su humanidad… así como nosotras seguimos aprendiendo desde la nuestra.

No hay un momento en el que deban ser perfectos.

Ni ellos, ni nosotras.

Ser mamá no significa haberlo descubierto todo; también estamos en el camino, equivocándonos, creciendo y poniendo un pie delante del otro.

Una práctica para ti

Hoy te invito a un ejercicio muy simple, pero poderoso:

• Escribe 3 momentos en tu vida donde creíste que estabas “fallando” o “equivocándote”, pero que al final te hicieron más fuerte o te llevaron a un lugar mejor.

Verás cómo tu humanidad es, en realidad, tu superpoder.

Además, en las sesiones siempre vemos cómo hay algo que ganaste de eso que dolió, que no fue perfecto, que faltó o que sobró.

Porque ahí también está la vida, en lo que no encajó como esperabas pero te hizo crecer. Sin minimizar el dolor, claro.

Ser humana es lo que te hace fuerte.

No es tu perfección, es tu capacidad de sentir, amar, equivocarte y levantarte una y otra vez.

Otra razón por la que esta frase me hizo tan feliz es porque literalmente engloba mucho de mi por qué en mis acompañamientos, conferencias, en los cursos y en todo lo que hago.

Y porque no es algo que digo desde la teoría, sino que lo vivo, muy humanamente y perfectamente imperfecto.

Me encanta que las mujeres que me leen o me escuchan se sientan sostenidas y en un espacio seguro para abrazar también esta parte de su humanidad.

Con amor,

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