En mi camino como terapeuta, especialmente acompañando a mujeres, noto constantemente la profunda presión social que vivimos. No se trata únicamente de aparentar cosas materiales, sino también de mostrar que nuestra vida está bien, que todo está bajo control o incluso que es perfecta. Y detrás de esas apariencias encuentro silencios profundos, cargas pesadas y emociones escondidas que, al no expresarse, terminan manifestándose en el cuerpo como ansiedad, insomnio o depresiones silenciosas que rara vez salen a la luz.
Esta situación no solo surge de lo que cada mujer experimenta individualmente, sino de la dolorosa sensación de sentirse sola,
creyendo equivocadamente que es la única que atraviesa esas emociones, o peor aún, pensando que está mal sentir lo que siente.

Encontrar nuestra red de apoyo
Desde mi experiencia personal y profesional puedo afirmar que una red de apoyo, una tribu, es esencial para todas nosotras. Necesitamos un espacio auténtico donde podamos sostener y también ser sostenidas, donde no siempre busquemos respuestas inmediatas, sino simplemente la posibilidad de ser escuchadas con un corazón abierto, de tener un hombro en el cual llorar o compartir risas genuinas como una poderosa terapia emocional.
Sin embargo, vivimos a un ritmo acelerado, lleno de cosas importantes y valiosas como la familia, la pareja, nuestro hogar y el tiempo personal. Aun así, también nos ocupamos con actividades que, aunque parecen entretenidas, nos desconectan de lo verdaderamente esencial. Esas horas invertidas en redes sociales, agendas apretadas o una lista interminable de tareas por cumplir a veces nos alejan de hacer esa llamada sincera a una amiga que atraviesa momentos difíciles o enviar un mensaje profundo y auténtico preguntando: "¿Cómo estás realmente?".
Quizás se nos ha olvidado cómo ser ese hombro para alguien más. A veces creemos equivocadamente que necesitamos mucho tiempo para enviar un mensaje sincero, y así los días van pasando sin hacerlo.
También es posible que necesitemos recordar cómo recibir apoyo, permitirnos ser vulnerables y pedir esa mano amiga cuando lo necesitemos.
Reconocer y aceptar nuestra vulnerabilidad requiere valor, pero contar con una red segura de apoyo lo hace mucho más fácil.

La importancia de la vulnerabilidad en la conexión humana
A lo largo de los años, hemos aprendido a ver la vulnerabilidad como un signo de debilidad, cuando en realidad es una puerta a la verdadera conexión humana.
Compartir lo que sentimos sin miedo a ser juzgadas nos permite liberar el peso que cargamos en silencio. Cuando encontramos un espacio seguro donde podemos ser auténticas, nos damos cuenta de que no estamos solas y que, al compartir, también abrimos la posibilidad de que otras mujeres hagan lo mismo.
La vulnerabilidad no solo nos conecta, sino que también nos permite sanar.
Hablar de nuestros miedos, inseguridades y desafíos nos ayuda a procesar lo que estamos viviendo, a darle una nueva perspectiva y, en muchos casos, a encontrar soluciones que en soledad parecían imposibles de alcanzar.
Cómo crear y fortalecer tu tribu
Si sientes que te falta una red de apoyo o que quisieras fortalecerla, aquí hay algunas formas de empezar:
Identifica a las personas con quienes te sientes segura: No tiene que ser un grupo grande, basta con encontrar a esas personas con quienes puedes ser tú misma sin miedo al juicio.
Inicia conversaciones profundas: A veces, un simple "¿Cómo estás de verdad?" puede abrir la puerta a una conexión más profunda.
Comparte tu propia vulnerabilidad: No siempre esperes que los demás sean quienes se abran primero. Mostrar tu humanidad puede animar a otros a hacer lo mismo.
Prioriza el contacto real: En lugar de enviar solo mensajes rápidos por redes sociales, intenta programar una llamada o un café para conversar en persona.
Forma parte de espacios de crecimiento y apoyo: Grupos de mujeres, círculos de conversación o incluso sesiones de terapia grupal pueden ser excelentes formas de encontrar apoyo genuino.
Te invito a reflexionar
¿Cómo te sientes respecto a este tema?
¿Tienes una tribu a tu alrededor?
¿Eres ese apoyo para alguien más, o quizá necesitas permitirte recibirlo tú misma?
Recuerda que todas merecemos un espacio donde podamos ser escuchadas y donde podamos sostenernos mutuamente en este camino de la vida. Me encantaría leer tus experiencias y reflexiones.
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